Vivimos en un mundo en el que las relaciones entre humanos cambian a un ritmo vertiginoso; por ende, las sociedades son totalmente dinámicas, de tal forma que lo que hoy damos por hecho, puede cambiar rádicamente en el transcurso de una década, a veces de tan solo unos pocos años. Visto así, los expertos sociólogos advierten que lo importante es mantener ciertos valores inamovibles, que sean siempre el principio en el que se ordene una sociedad moderna, justa y democrática; lo demás, siempre estará por venir.
Es por eso que la actual juventud no se parece en nada a la de sus padres y abuelos (y seguramente sea sustancialmente diferente a la de sus hijos). Ser joven en estos tiempo significa pertenecer a la generación que más información tiene al alcance de la mano en toda la historia de la humanidad; así, su educación ya no depende solamente de lo que padres y educadores les inculquen, sino que pueden recibir estímulos de muchas más fuentes. Y, en ocasiones, y por mucho control que se quiera ejercer sobre ello, estos estímulos no son los más adecuados.
Hace apenas unas semanas, pude ver cómo cierto estudio de los hábitos de nuestros jóvenes ocupaba un pequeño espacio en los informativos y prensa de nuestro país. De él se desprendía que una gran mayoría de chicos y chicas entre 18 y 30 años era consumidor asiduo de pornografía online, y que reconocían haberla consumido incluso antes de llegar a la mayoría de edad o de haber mantenido relaciones sexuales físicas. Pasó casi inadvertido, a pesar de que hablaba de un tema tan serio como el sexo y la pornografía; y mi deducción es que, en realidad, toda la sociedad está tan mentalizada en que esto es así, que nada de lo que se deducía de este estudio nos asombraba ni nos preocupaba demasiado.
El binomio juventud y sexualidad está en nuestra mente muy claro y de manera indisoluble; y a la vez, es uno de los temas que más que más estudios provoca por parte de los expertos. Este no es un asunto de consumir o no pornografía, sino de lo que influye esta en las relaciones sexuales de los jóvenes; ahí está el quid de la cuestión, y eso es lo que puede escaparse un poco de las manos si no se tienen las herramientas y los parámetros para ponerle freno. Hay ciertos hábitos sexuales bastante viciados entre los chicos y chicas que últimamente se presentan de forma muy frecuente; unos hábitos que el porno gratis resalta y alaba, pues forma parte de su propia identidad como una manera de excitación rápida. El machismo, por ejemplo, es uno de ellos, un valor contra el que que la sociedad actual lucha por activa y por pasiva; y sin embargo, es algo que los más jóvenes incluso niegan que exista, a pesar de que sus comportamientos dejan ver lo contrario.
El sumum de los videos porno durante mucho tiempo ha sido ver guapas jovencitas teniendo sexo con hombres que se sentían atraidos por ellas gracias a su belleza física, pero que las trataban como a pedazos de carne; y ellas encantadas con esa actitud, porque el ser dominadas por el macho y su falo era lo que las hacía conseguir intensos orgasmos. A pesar de que el porno online tiene muchas categorías, esa sigue siendo la que más seguidores tiene, la preferida por la gran mayoría de público masculino y heterosexual. Se teme que ese comportamiento, visto desde la perspectiva de gente joven, se pueda considerar como el adecuado a la hora de una relación íntima y sexual, ya que tanto placer les da a ambos; puede que no se tenga la suficiente madurez para distinguir la realidad de esa ficción que al fin y al cabo es una expresión artística cuyo objetivo responde a una excitación física, una respuesta totalmente visceral.
No todo está dicho en este tema, las siguientes generaciones puede que sigan hablando de él; o quizá surjan otros diferentes, porque como dijimos todo cambia muy rápido en nuestra forma de vida. Por nuestra parte, queremos hacer un pequeño homenaje a los juegos eróticos online… sí, también hay juegos porno en el universo virtual, aportanto su pequeño granito de arena a todo este confuso asunto.